El Envejecimiento del Cerebro: prevenir o revertir

“No deben preocuparnos las arrugas del rostro sino las del cerebro.
Estas no las refleja el espejo,
pero las perciben nuestros amigos, discípulos y lectores.”

Santiago Ramón y Cajal, El Mundo Visto a los Ochenta Años

100 years
Vivir a edades avanzadas ya no es un privilegio como hace 100 años. Algunas predicciones indican que la mayoría de los niños nacidos a partir del año 2000 en países con historial de longevidad celebrarán su centenario de vida. El acumulado de medidas sanitarias, vacunación, disminución de la mortalidad infantil y el ‘baby boom’ de la primera mitad del siglo XX, contribuyeron a aumentar el grueso de la población mundial. Adicionalemnte, pero con una menor contribución, se ha avanzado en el control y la prolongación del tiempo de vida de personas padeciendo enfermedades crónico-degenerativas. Es decir, nuestros adultos mayores viven por más tiempo con padecimientos asociados a la vejez. Lamentablemente la mayor parte de la atención del área biomedica se enfoca más a la cuestiones negativas de la vejez. A mi parecer, esto ha creado una atmósfera en la que hay menos celebración de nuestros adultos mayores. Los adultos mayores ya no constituyen el centro de sabiduría que existió y aún existe en algunas culturas. En muchas instancias se considera al envejecimiento como una etapa de la vida a la que no debemos aspirar, especialmente los jóvenes. Incluso se ilustra al envejecimiento como la pérdida de cualquier motor de vida. En realidad, ¿qué celebración merece el decline de funciones y la susceptibilidad a enfermedades? Niguna! Sin embargo, el envejecimiento no es solo deterioro, dependencia y enfermedad. Las personas adultas mayores han contribuido por un largo período de su vida al desarrollo social, cultural y económico del país. En su mayoría han educado hijos y en ocasiones también ayudan con el cuidado y educación de los nietos. Hay muchos motivos por los que celebrar a los adultos mayores. Cuando se habla de envejecimiento en el ámbito biomédico (en especial de ‘curar’, reveritir o prevenir el envejecimiento), se habla del proceso biológico de envejecer, de las bases celulares y moleculares que contribuyen al deterioro y susceptibilidad a desarrollar patologías. O por el contrario el estudio de cómo algunos organismos parecen escapar al proceso del envejecimiento, o por qué algunos adultos mayores llegan a edades extramadamente avanzadas con funcionalidad preservada. Esta parte del envejecimiento merece atención de la investigación biomédica para prevenir o enlentecer la aparición de enfermedades. Necesitamos adultos mayores más sanos, con mayor preservación de la función y por ende con menos enfermedades. Este es un reto que se tiene que vencer.
¿Existe el envejecimiento saludable?
Existe cierta discusión acerca de la salud de nuestros adultos mayores y también interrogantes acerca de a qué edad se habla de vejez. Varias razones existen para estas discusiones. Por ejemplo, en países en desarrollo como México la “tercer edad” o vejez se considera a partir de los 60 años, cuando en comparación, en países desarrollados la misma estapa es considerada a partir de los 65 años. Esto sugiere un corte un cierto arbitrario, dependiendo del estatus socioeconómico del país, y quizá también influenciado por la esperanza de vida. En realidad envejecemos desde el momento que nacemos, sin embargo sí existe una etapa de la vida en la que son más evidentes cambios funcionales y morfológicos que coincided con el decline de funciones sistémicas. Dependiendo del tejido u órgano se habla de distintas edades, aunque los consensos son pocos en cuanto a la edad precisa en la que esto pasa. Mas aún, un grupo de personas en este grupo etario (60 años o mayores) se mantienen saludables o relativamente saludables. En ciertas regiones del mundo existen incluso grupos de centenarios o super centenarios (personas que llegan a 100 años o más) que parecen agregarse geográficamente. Contrario a las expectativas, estas personas se mantienen en estados de salud formidable para su edad: permanecen activos por considerable tiempo, sus funciones mentales están preservadas, son menos propensos a enfermedades de afectación neuronal como la enfermedad de Alzheimer o distintos tipos de cáncer, y permanecen independientes por tiempos prolongados. Aun se desconoce del todo el origen de este escape de las vicisitudes del envejecimiento. Esto ha estimulado particular interés de biogerontólogos (estudiosos de la biología del envejecimietno) en enteder el origen biológioco de la longevidad extrema y envejecimiento saludable. Por ejemplo, existen estudios que han tratado de determinar cuáles son los hábitos dietéticos de estos grupos que pueden asociarse a un envejecimiento saludable. Tambien se estudia si existen diferencias genéticas y epigenéticas (cambios en cómo los genes son prendidos y apagados sin afectar la estructura del gen) y cómo éstas contribuyen al proceso de envejecimiento. Ahora se sabe que el 25% de la longevidad es heredable. También se sabe que los centenarios y super centenarios no permanecen libres de enfermedad porque tienen menos variantes genéticas asociadas a enfermedad, o porque su estilo de vida es más sano. Los centenarios y super centenarios tienden a ser igual de sedentarios y con pobres hábitos ambietales (como consumo de tabaco y alcohol) que personas que no llegan a estas edades extremas. Y aun así gozan del privilegio de un envejecimiento sano. El reto es entender el por qué para poder equilibrar a los que contamos con poca fortuna para realizar intervenciones que prevengan o pospongan el envejecimiento.

Fuente: CHRISTOPHER LANE/CONTOUR BY GETTY IMAGES. Tomado de Nature Publishing Group. Ver abajo para fuente completa.
Fuente: CHRISTOPHER LANE/CONTOUR BY GETTY IMAGES. Tomado de Nature Publishing Group. Ver abajo para fuente completa.

¿Qué le pasa al cerebro a medida que envejecemos?
El cerebro sufre grandes cambios desde el nacimiento hasta la vida adulta. Se han documentado varios cambios anatómicos en distintas áreas cerebrales asociadas a la disminución de peso y volumen secundario a la pérdida de procesos neuríticos e incluso degeneración neuronal. Sin embargo, es difícil predecir el efecto de estos cambios anatómicos, adicional a que la pérdida de la función antecede al cambio anatómico. Por ejemplo, las neuronas pierden conectividad y función integrativa. Estudios de imagen funcional han mostrado que tareas que requieren actividad neuronal coordinada por distintas áreas del cerebro, se encuentran menos coordinadas en personas adultas mayores. Estos cambios en integración neuronal se asocian a un pobre desempeño en pruebas cognitivas que evalúan distintos dominios de la función mental. También se ha registrado que la actividad neuronal concentrada existente en jóvenes se pierde en los adultos mayores, lo cual podría indicar la compensación de áreas no generalmente asociadas a ciertas funciones, activándose para realizar las tareas de áreas que han degenerado.
También se han estudiado los cambios en el perfil de expresión genética. Por ejemplo, en la corteza prefrontal se ha documentado menor expresión de genes que codifican para la expresión de proteínas involucradas en la inhibición mediada por el neurotransmisor inhibitorio GABA. Debido a que esta sustancia química se encarga de contrarrestar los efectos tóxicos del activador glutamato, las neuronas se vuelven susceptibles a la neurotoxicidad por glutamato. Otros cambios de expresión génica que sugieren disfunción neuronal son cambios en función de la fábrica energética de las células, las mitocondrias. La respuesta inflamatoria se encuentra aumentada (esto también se ha documentado en otras partes del cuerpo y ha sido el puntapié de lo que se conoce como “inflammaging”, que se cree es un motor del envejecimiento), así como genes involucrados en diversas funciones neuronales, de comunicación entre ellas, y con otras células como la glia. Todas estas últimas funciones se han documentado disminuidas.
Se considera que todos estos cambios anatómico-funcionales pueden ser retardados, enlentecidos o incluso revertidos.
La plasticidad del envejecimiento
La biogerontología como área del estudio del envejecimiento es relativamente nueva. Tuvo su primera revolución tarde, en la década de los 1980’s y prinicipios de los 1990’s, con las maravillosas observaciones de que cambios en un solo gen podrían prolongar el tiempo de vida de modelos animales de laboratorio. Aun cuando cambios en la longevidad no son el objetivo primordial, los mutantes descubiertos mantenían integridad de funciones por mucho mayor tiempo. En ocasiones cuando el grupo de organismos control habían fallecido en su totalidad, los mutantes apenas empezaban a morir y el 50% o más aun mantenían parámetros de salud observados durante etapas tempranas de la vida. Estos fascinantes descubrimientos más que indicarnos que tenemos que mutar a la gente para que viva sana por más tiempo, nos señalan que hay ciertos genes que producen ciertas proteínas que pueden ser modulados con grandes efectos en longevidad y salud. A 30 años de estos hallazgos iniciales la biogerontología ha avanzado enormemente describiendo vías de señalizacion celular (conjuntos de proteínas y enzimas que funcionan de manera coordinada para ejecutar ciertas funciones celulares) que pueden regular el tiempo de vida, pero más importantemente el tiempo de vida saludable. Esto quiere decir que el envejecimiento es plástico, es decir puede alterarse. Si puede alterarse quiere decir que es posible que en algún momento encontremos maneras en las que los logros alcanzados con modificaciones genéticas en modelos animales puedan aplicarse a humanos probablemente con la ayuda de fármacos.
Esta área de la biología del envejecimiento está literalmente explotando, y se han hallado fármacos (incluso algunos aprobados para el consumo humano) que han logrado enlentecer el proceso del envejecimiento en organismos de laboratorio. Aun queda mucho por hacer, pero el futuro de esta área parece ciertamente alentadora.
En próximas ocasiones discutiré otros tópicos que pueden ser de interés. Algunos de ellos son los siguientes:

  • ¿Por qué el envejecimiento aumenta mi susceptibilidad a padecer enfermedad de Alzheimer?
  • De las cremas anti-arrugas a la salud cerebral. Aquí discutiré cuánta verdad hay en las llamadas terapias anti-envejecimiento y sus efectos en la salud.
  • Rejuvenecimiento, la terapia de vámpiros que aumenta la función neuronal en organismos viejos.
  • La dieta perfecta para mantenerse joven y brillante: ¿existe?

Por lo pronto espero sus comentarios y sugerencias. Hasta la próxima.
Autor: Jorge Iván Castillo Quan
Sígueme en Twitter: @CastilloQuan_JI
Referencias
Castillo-Quan JI, Kinghorn KJ. Gerontología molecular: hacia un envejecimiento saludable. Gaceta Médica de México 2013; 149(6):680-685.
Duque-Parra JE. Relaciones neurobiológicas y envejecimiento. Revista de Neurología 2003; 36:549-554.
Escobar-Izquierdo. Envejecimiento cerebral normal. Revista Mexicana de Neurociencia 2001; 2(4):197-202.
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CREDITOS:
Imagen en banner tomada de: Crivello F, et al. Longitudinal assessment of global and regional rate of grey matter atrophy in 1,172 healthy older adults: modulation by sex and age. PLoS One 2014; 9(12):e114478.
Imagen de Irving Kahn tomada de: Elsenstein M. Centenarians: Great Expectations. Nature 2012; 492:S6-S8.

2 comentarios en “El Envejecimiento del Cerebro: prevenir o revertir”

  1. Interesante!!!!…Sabe con cuantas neuronas estuvimos en el vientre materno…cuantas se perdieron al nacer…cuantas durante la lactancia..cuantas durante nuestra etapa infantil…todo por no alimentarlas,bueno así como alimentamos nuestro cuerpo,el cerebro también espera recibir mas informaciones para no morir,y si seguimos en la etapa adulta viviendo solo de la television,sigue muriendo las neuronas,entonces vamos a alimentador nuestro cerebro con muchas informaciones,y también con una dieta saludable para evitar el envejecimiento prematuro de nuestro cerebro… Bendiciones.

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