Era primero de Junio de 1971 unos minutos antes de medianoche se transmitía un comercial histórico en la televisión estadounidense, en él se veía a un grupo de mujeres que cantaba mientras algunas fumaban cigarrillos, Virginia Slims, a escondidas. Pero ¿por qué era histórico? Este fue el último anuncio de cigarrillos transmitido por la televisión estadounidense. Estados Unidos había ganado una gran batalla contra el tabaquismo.
¿Algo les parece extraño? En México el último comercial de cigarrillos fue transmitido en el 2003, tenemos un retraso de más de 30 años en materia de salud pública y regulación al consumo de tabaco. Esto no es coincidencia, después de intensas batallas legales entre los institutos de salud, el gobierno y las compañías tabacaleras en Estados Unidos, éstas últimas tomaron la decisión de realizar millonarias inversiones en los países de tercer mundo, entre ellos el nuestro.
https://archive.org/details/VirginiaSlimsCigarettesU.s.TelevisionCommercial161968-1971
La historia de la lucha entre la ciencia, los institutos de salud y las compañías tabacaleras no es reciente, comenzó a mediados de 1700’s cuando John Hill, un científico inglés, se percató que las personas que mascaban tabaco presentaban con más frecuencia tumores en los labios, boca y garganta. Alarmado por esta relación publicó sus hallazgos e intentó difundirlos. Sin embargo, la naciente (y próspera) industria tabacalera no estaba dispuesta a escuchar lo que consideraban una serie de farsas, no iban a arriesgar sus cuantiosas ganancias por una inoportuna difamación. Tacharon a John Hill de demente, y marcaron lo que sería la primera de muchas batallas que se liberarían ente la ciencia y el comercio de tabaco.
Con el paso del tiempo el consumo de tabaco se transformó en una de las peores epidemias de salud pública hasta ahora conocidas. Como un virus infectó a hombres, mujeres y niños.
El consumo de tabaco aumentó de forma desmedida, en 1870 el consumo promedio anual de cigarrillos de un estadounidense era de 1 cigarrillo al año, para 1953 había aumentado a 3,500 cigarrillos anuales.
Debido a la popularidad del tabaquismo el conocimiento de los riesgos asociados a su consumo se diluyó entre los fumadores. Hoy la gente continúa justificando su consumo de cigarrillos diciendo “mi abuela fumó una cajetilla a diario toda su vida y nunca tuvo cáncer”, a esto se le conoce como prueba (falacia) anecdótica, en contraposición a una prueba científica. Es cierto, habrá individuos que tengan un alto índice tabáquico y nunca desarrollen cáncer, pero esta es la excepción a la regla, la estadística demuestra que es 22 veces más probable padecer cáncer de pulmón si uno es fumador.
Los números, en ocasiones, nos permiten
conocer una realidad más profunda. El exagerado aumento en el consumo de cigarrillos en la primera mitad del siglo XX provocó que entre 1960 y 1980 aumentara la mortalidad por cáncer de pulmón 100% en Japón, Noruega, Suecia y Reino Unido; 200% en Australia, Dinamarca y Nueva Zelanda y 300% en Canadá y Estados Unidos.
El panorama lucirá similar para naciones en vías de desarrollo, como México, en alrededor de 30 años y se espera que la mortalidad en mujeres siga aumentando por muchas décadas más.
A pesar de que hoy se conoce que el tabaquismo es el principal factor de riesgo único para desarrollar cáncer y que 30% de todas las muertes por cáncer son causadas por el tabaco, las compañías tabacaleras han hecho caso omiso a los riesgos que su actividad y producto provocan, aduciendo “cada quien es libre de decidir si fuma o no fuma”. Pero para la compañía tabacalera, usted fumador, solo es un cliente más, un número, una conveniencia.
Sin importar que distintos estudios demuestren que el tabaquismo intenso disminuye entre 10 y 20 años la vida de una persona, las empresas tabacaleras continúan entorpeciendo y combatiendo los programas de lucha antitabáquica en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo. Una serie de documentos, previamente clasificados, fueron hechos del dominio público en los últimos años de la década de los 90’s, en ellos existe documentación sobre algunas de las estrategias utilizadas por la industria tabacalera:
– Reducción de presupuestos para actividades científicas y políticas antitabaco.
– Tentativa de convencer a países en desarrollo que la lucha antitabaco repercutiría en sus finanzas nacionales.
– Manipulación y tergiversación de resultados sobre estudios científicos sobre el tabaco.
– Uso de periodistas para poner en duda las prioridades sobre el presupuesto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lucha antitabaco.
– Manipulación de presupuesto del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés).
Por último, en México 15.9% de la población mayor de 15 años es fumadora, lo que representa 10.9 millones de mexicanos. Más alarmante resulta la alta tasa de tabaquismo entre los más jóvenes pues hasta el 27.8% de los estudiantes entre 13 y 15 años son fumadores.
En materia de salud pública nos encontramos en buen camino gracias a la aparición del Convenio Marco para el Control del Tabaco (2004) y la Ley General para el Control del Tabaco y su Reglamento (2008 y 2009); sin embargo, cabe hacer hincapié que aunque importantes éstas reformas llegaron con más de 20 años de retraso.
Al final la decisión sobre consumir un cigarrillo la toma usted. Quizá pertenezca al reducido número de personas que no desarrollarán ningún problema de salud; pero la probabilidad va en contra de usted.
“Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.”Jaime Gil de Biedma