Estimulación cerebral profunda: la luz de un nuevo tratamiento

La estimulación cerebral profunda (o Deep Brain Stimulation, DBS) se ha usado en los últimos 40 años como un nuevo tratamiento para enfermedades neurodegenerativas y del movimiento (como la enfermedad de Parkinson). Se usa para mejorar el estado clínico y la calidad de vida en pacientes que presentan resistencia al tratamiento con medicamento, o cuando las medicinas dejan de ejercer su efecto o presentar efectos adversos.

¿Cómo funciona?

La estimulación cerebral profunda consiste en implantar (mediante cirugía) electrodos que puedan estimular las regiones del cerebro se han degenerado. Cuando algunas regiones del cerebro sufren degeneración, pierden la capacidad de transmitir o bloquear estímulos nerviosos.  Ya que el estímulo nervioso es un pulso de electricidad, esta actividad se puede suplir con un estímulo eléctrico directo con electrodos implantados en estas regiones (ver Figura 1). Un cable a nivel subcutáneo (debajo de la piel) viaja desde el electrodo a un dispositivo similar a un marcapasos, llamado generador de pulso implantable, colocado en el pecho, debajo de las clavículas generalmente. Posterior a la implantación, se realiza un monitoreo por medio de una computadora que se comunica con el implante subcutáneo con el fin de establecer los parámetros de estimulación necesarios.

Dependiendo de la enfermedad, los sitios blancos en el cerebro varían. En el caso de las enfermedades del movimiento, los electrodos se implantan en los ganglios basales (ver Figura 2).

Radriográfía que muestra los electrodos y sondas de la estimulación cerebral profunda. Fuente: https://radiopaedia.org/articles/deep-brain-stimulation

Los ganglios basales están compuestos por diferentes núcleos cerebrales: el núcleo subtalámico, núcleo caudado, sustancia negra, putamen y el globo pálido (interno y externo) y son las regiones clave que orquestan el movimiento. Cada uno de estos núcleos orquesta diferentes acciones y es relacionado a diferentes enfermedades. En la figura 2 se observa un cerebro en corte sagital (es decir visto de lado y partido a la mitad) para mostrar a grandes rasgos como  en las enfermedades del movimiento, ya que es el área donde el tratamiento con estimulación cerebral profunda se encuentra más desarrollado y aplicado.

El mecanismo ECP (o DBS) aun no es totalmente comprendido. Se sabe que los electrodos implantados producen estimulación neuronal por medio de la aplicación de corriente eléctrica, estimulando los axones de las neuronas. Esto genera potenciales de acción, que modulan la actividad neuronal y se convierten en señales que inhiben o estimulan a otras neuronas del circuito.

Desventajas

A pesar de ser un nuevo tratamiento que ofrece una mejor calidad de vida, con menores efectos adversos, desgraciadamente no puede tratar el problema de base: la muerte y degeneración neuronal característica de la enfermedad. Además, algunos circuitos y funciones neuronales se ven afectados por este tratamiento. Otra desventaja es la necesidad de intervención quirúrgica para poder implantar el dispositivo, los electrodos y el neuroestimulador (generador de pulso). Inicialmente, estos dispositivos son muy efectivos, sin embargo, con el tiempo dicha efectividad disminuye secundario a readaptación de circuitos (que se van “acostumbrando” al tratamiento y dejan de responder con la misma eficiencia).

Debido a estimulación de otras estructuras neurales cercanas al aparato se pueden desarrollar efectos adversos: dificultad en deglutir, alteraciones del lenguaje, debilidad o calambres en cara o manos. Con la memoria se han observado resultados ambiguos: primero puede existir una mejora y más tarde un incremento en el olvido.

Para saber más:

En los próximos artículos platicaremos sobre la aplicación de la estimulación cerebral profunda a las enfermedades neurológicas y las enfermedades psiquiátricas.

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